Les lavé la cara todo lo bien que pude, incluso la ropa pasó por la tintorería con la ilusión de que de nuevo en casa fuesen objeto de deseo, pero está visto que estas cosas no son tan fáciles y nuevamente volvieron a descansar en su caja como lo han estado tantos años, quien sabe, quizás otra generación en la familia, allá por el 2030 pueda jugar con ellos, nunca hay que perder la esperanza.
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2 comentarios:
¡Qué recuerdos!! los pantalones verdes y los amarillos son lo más, jeje.
Pantalones de autentica pata de elefante esos y alguna otra ropita más la heredé de la Nancy de mi prima que es un poco mayor que yo.
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