Este año la Feria del Libro cambió su tradicional y espaciosa ubicación en el Paseo del Campo Grande por la Cúpula del Milenio. El lugar no es muy grande, pero la parte positiva es que se está a resguardo de la lluvia. Se echa de menos a muchas librerías aunque siempre se agradece ver otras nuevas.
El stand de la Once me resultó particularmente interesante, allí podìas ver y tocar libros adaptados también las máquinas que emplean para escribir, objetos cotidianos, juegos, etc. A los niños que por allí pasaban les invitaban a traducir braille con ayuda de una plantilla en una regla que luego les regalan, también podían escribir frases en una especie de caja con botones que la encargada del stand traducía inmediatamente. La verdad que muy educativo e interesante.
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